Friday, March 13, 2009

Evalúa Estados Unidos respuesta a “inestabilidad política” en México

Tiene un sistema de 4 fases para enfrentar la violencia en su frontera sur; incluye al ejército

Aumentan solicitudes de asilo de ciudadanos mexicanos: Departamento de Seguridad Interna

Washington, 12 de marzo. El gobierno de Barack Obama evalúa los planes de contingencia para enfrentar la violencia en la frontera con México, incluidas opciones para responder a situaciones en esa zona que resulten de la “inestabilidad política” y/o una “migración masiva” de México.

La violencia en México se califica reiteradamente como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos por funcionarios, militares, analistas y medios, y ese enfoque se ha nutrido de un torrente de noticias sobre decapitaciones, combates, secuestros e innumerables citas de los seis a siete mil muertos atribuidos a la violencia ligada al narcotráfico, referencias a lo que se califica como “la guerra en México” y sobre todo, a la pregunta de si esa violencia se trasladará –o incluso si ya ocurrió– a este lado de la frontera.

Aunque el presidente Barack Obama declaró ayer que ni contempla ni desea la “militarización” de la frontera y que evaluará el despliegue de la Guardia Nacional como una opción, entre otras, los planes de contingencia de su gobierno no descartan el “apoyo” del Departamento de Defensa ante un escalada de la violencia.

Presiones a Obama

El presidente enfrenta una creciente presión para considerarlo, tanto por la percepción pública de lo que ocurre en México como por peticiones de diversos políticos. Ayer el gobernador de Arizona, Jan Brewer, solicitó el envío de 250 tropas más de la Guardia Nacional para apoyar a 150 que ya están ahí en esfuerzos antinarcóticos en la frontera, mientras que el gobernador de Texas, Rick Perry, había pedido el envío de mil tropas a su zona fronteriza.

En una de las ya cuatro audiencias realizadas por diversos subcomités del Congreso sobre la violencia en la zona fronteriza con México sólo esta semana, un alto funcionario del Departamento de Seguridad Interna (DHS, por sus siglas en inglés) informó que se ha desarrollado un sistema de cuatro fases para calibrar la respuesta federal a diferentes niveles de violencia en la zona fronteriza; la fase máxima incluye el despliegue de fuerzas militares a la zona.

Al recordar que el Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas ha determinado que “las organizaciones de narcotráfico mexicanas constituyen la mayor amenaza de crimen organizado a Estados Unidos”, Roger Rufe, vicealmirante retirado y director de la Oficina de Coordinación de Operaciones del Departamento de Seguridad Interna, en su testimonio ante un subcomité del Comité sobre Seguridad Interna de la Cámara de Representantes, informó que el Plan de Operaciones de Violencia en la Frontera Suroeste (SWB-V Plan, u OPLAN) ofrece un esquema de coordinación entre diversas agencias federales, incluidos los Departamentos de Seguridad Interna, Justicia, Estado y Defensa, para ofrecer diversos grados de una respuesta federal a incrementos de violencia.

La fase tres es una respuesta federal plena que se inicia si “los recursos de DHS sin incapaces de responder efectivamente a la situación”. El Departamento de Defensa está involucrado en esta planeación, y se contempla su apoyo en “respuesta a una escalada significativa de violencia u otra amenaza significativa a lo largo de la frontera suroeste”.

Rufe subrayó que “agotaríamos todos los recursos del gobierno federal” antes de considerar el envío de tropas. Además, indicó, se desarrollan planes con la Guardia Nacional y el Departamento de Defensa “para asegurar que estén listos cuando sea tiempo”.

La secretaria de Seguridad Interna Janet Napolitano, informó Rufe, ha ordenado una evaluación de OPLAN para determinar si también podrá emplearse para enfrentar otros tipos de contingencias, más allá de una escalada de violencia, que inlcuya una respuesta ante posible “inestabilidad política, o una migración masiva terrestre en la frontera que no necesariamente resulta en violencia”.

En el curso de las audiencias hoy, otros funcionarios ofrecieron detalles de una multitud de programas y operaciones dedicadas a asuntos de seguridad fronteriza. John Leech, director en funciones de la oficina antinarcóticos de DHS, informó que está en curso el desarrollo de la Estrategia Antinarcóticos de la Frontera Suroeste 2009 dedicada a enfrentar la violencia.

Comentó que “al incrementarse la violencia al sur de la frontera, hemos empezado a ver incrementos preocupantes de secuestros, actividad de bandas, contrabando y otros delitos ligados con las drogas en comunidades de la zona. La violencia también ha resultado en un incremento de solicitudes de asilo de ciudadanos mexicanos”.

Alonzo Nieto, agregado de DHS en la embajada de Estados Unidos en México, informó que hay 50 oficiales de esa dependencia en México coordinados tanto con sus contrapartes de otras agencias estadunidenses como con las de México.

Y aunque todos elogiaron las acciones del gobierno de México en su lucha antinarcóticos, expresaron admiración por su valentía y sacrificio, los representantes y funcionarios repetían diagnósticos en los que la situación en el país vecino se describe como algo que requiere la atención “nacional” de este lado, y que representa una potencial amenaza para Estados Unidos.

“La seguridad nacional de Estados Unidos y la estabilidad de nuestro vecino al sur están en juego”, afirmó el representante John Tierney al presidir otra audiencia ante el Subcomité sobre Seguridad Nacional de la Cámara baja hoy. Ahí, como muestra, tres policías cargaron una enorme arma negra de calibre .50 que fue colocada a un lado de la mesa de los ponentes al hablar sobre la violencia en México.

El tema de la violencia vinculada con el narcotráfico en México como amenaza a Estados Unidos se está convirtiendo en un tema clave en el debate político nacional aquí, y algunos indican que podría tener implicaciones preocupantes. Un veterano observador y analista de la política binacional dijo a La Jornada que la retórica política de las cúpulas de ambos países “ha nutrido un debate que podría llevar a consecuencias que a ninguno de los dos favorece: el envío de tropas a la frontera”.

Habrá más audiencias sobre el tema la próxima semana, y más anuncios de desarrollo de estrategias, y más solicitudes para defender a Estados Unidos de la violencia en México.

Aumentan solicitudes de asilo de ciudadanos mexicanos: Departamento de Seguridad Interna
La Jornada

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